Filarmónica de Luxemburgo: Diez años cultivando la excelencia
Artículo publicado en la edición impresa octubre - diciembre 2024 de Platea Magazine
Diez años, una década completa, es el tiempo que ha pasado desde que Gustavo Gimeno tomó las riendas de la Filarmónica de Luxemburgo en la temporada 2015/2016. Y en apenas unos meses, a mediados de 2025, concluirá su titularidad al frente de esta formación, un conjunto que ha liderado hasta situarlo entre los más pujantes del panorama centroeuropeo. El próximo mes de noviembre visitarán nuestro país con conciertos en Barcelona, Valencia y Madrid, tras haber protagonizado este verano la apertura de la Quincena Musical de San Sebastián y habiendo recalado también en el Festival de Pollença.
“En mayo de 2014 dirigí mi primer concierto con la Filarmónica de Luxemburgo -recuerda Gimeno- y mi titularidad con ellos se anunció un mes y medio después, fue un proceso muy rápido”. Lo cierto es que el encuentro entre el maestro valenciano y la formación luxemburguesa fue una especie de flechazo. “Yo había estado en Luxemburgo poco antes, en una gira con la Filarmónica de Múnich, sustituyendo a Lorin Maazel”, rememora el director español. “Digamos que yo aparecí justo en el momento adecuado, apenas hecho mi debut en el Concertgebouw. Y los acontecimientos se desencadenaron muy rápido. Creo que la propuesta para la titularidad me llegó esa misma noche, tras el primer concierto con ellos. Pedí unas semanas para pensarlo pero enseguida me di cuenta de que era un proyecto perfecto para mí en ese momento”.
Stephan Gehmacher, director general de la entidad, recuerda bien cómo fue el proceso para elegir a Gimeno como batuta titular: “Cuando llegué a Luxemburgo en 2013 una de las principales tareas que se me encomendó fue la de buscar un sucesor para el titular saliente, Emmanuel Krivine. Y la búsqueda debía hacerse rápido. Gustavo Gimeno era ya uno de los candidatos que teníamos en mente pero el azar lo situó en Luxemburgo antes de lo previsto. Poco antes de su debut con la Filarmónica de Luxemburgo, Gustavo vino aquí sustituyendo a Lorin Maazel al frente de la Filarmónica de Múnich y eso ayudó mucho a determinar su posterior elección como nuestro nuevo titular; nos mostró que contaba ya con el aval de otras orquestas importantes a nivel internacional”.
Lo cierto es que los destinos de ambos, batuta y entidad, se alinearon en una aspiración conjunta. “Creo que la orquesta buscaba alguien con quien crecer en paralelo, no solo a nivel de crecimiento interno sino también a nivel de proyección exterior. Y yo también estaba en ese momento de mi trayectoria en el que estaba intentando acumular experiencias para avanzar en mi carrera”, evoca Gimeno. “Era una etapa de mi carrera muy abierta, muy activa, muy distinta de la que vivo ahora, en la que el grueso de mi actividad está prácticamente planeado hasta el 2030, entre Madrid y Toronto. Aquel era el momento de que pasaran cosas imprevistas y ahora es un momento de construir, de dar forma y entidad a una institución. Eso es lo que he intentado hacer en Luxemburgo, eso lo que estoy haciendo también en Toronto y eso es lo que aspiro a hacer en Madrid, en el Teatro Real”, reflexiona Gimeno.
Una orquesta renovada y con proyección internacional
La Filarmónica de Luxemburgo empezó a ser la orquesta que hoy conocemos a partir de los años noventa, cuando la Radio Televisión de Luxemburgo (RTL) se privatizó. En 1995 la nueva administración decidió no renovar el contrato que vinculaba a la entidad con la orquesta sinfónica. Fue entonces, al año siguiente, cuando el Estado luxemburgués tomó las riendas de la formación creando una fundación para sostenerla y gestionarla. Es entonces cuando nace oficialmente la Filarmónica de Luxemburgo, una formación que hunde sus raíces en los años treinta del siglo XX, cuando echó a andar bajo la denominación de Grand orchestre symphonique de Radio Luxembourg.
Lo cierto es que el espaldarazo definitivo para la consolidación del proyecto sinfónico vino dada por su nueva sede, la Philharmonie. Inaugurada en 2005, se trata de un fabuloso edificio proyectado por el arquitecto francés Christian de Portzamparc. Se trata de un edificio vanguardista que impulsó la proyección de la orquesta desde su inauguración, de tal modo que ambos proyectos se han desarrollado en paralelo.
Como recuerda Stephan Gehmacher, director general de la entidad, “fue en 2013 cuando la Filarmónica de Luxemburgo entró a formar parte de la estructura administrativa de la Philharmonie”. Y desde aquel momento los acontecimientos se han encadenado con rapidez y naturalidad. Con su experiencia en el Festival de Salzburgo, en la Filarmónica de Berlín y en la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, Gehmacher ha buscado siempre la excelencia de la formación, encontrando en Gustavo Gimeno el aliado perfecto para completar esta empresa.
“El balance de estos diez años es muy positivo. Tenemos que seguir trabajando, pero creo que es un éxito en todos los frentes. La orquesta, se mire como se mire, está a un mejor nivel del que estaba hace una década. Hemos ganado una gran visibilidad internacional y al mismo tiempo hemos consolidado el proyecto internamente”, reflexiona Gehmacher. Lo cierto es que aproximadamente el cincuenta por ciento de la plantilla de la orquesta se ha renovado en el transcurso de estos diez años, con especial atención a las plazas de solista. “En este tiempo hemos hecho un gran esfuerzo para incorporar músicos a muchas posiciones clave, lo que ha supuesto una puesta al día de la formación importantísima”, recapitula Gustavo Gimeno. “Trompas, clarinetes, primer trombón, trompetas, violas, contrabajos, violines segundos, un nuevo concertino, un nuevo primer cello… Todo eso ha dado un realce nuevo a una formación así, con un trabajo continuado, año tras año, día tras día….”.
Los últimos conciertos con el director valenciano al frente de la formación luxemburguesa, como los que pudimos disfrutar en San Sebastián, dejaban la impresión de un entendimiento inmediato y hondo entre la batuta y los atriles. El propio Gimeno comparte su mirada al respecto: “Creo que las dos generaciones de músicos que ahora conviven en nuestros atriles se entienden, hay complicidad, hay calma y eso se refleja en la actitud general con la que se afrontan los retos. Yo siempre busqué esa cohesión y serenidad, es mi manera de entender este trabajo; yo no busco la tensión, tampoco lo critico, cada maestro tiene su estilo, pero no es el mío. Ahora la orquesta ahora asume los retos con confianza y naturalidad. Hemos entrenado a vivir un día a día de mucha intensidad y exigencia. Es posible que hayamos hecho más de doscientos conciertos juntos durante estos diez años. Eso son muchas horas en común, sumando los ensayos, los conciertos… el entendimiento a día de hoy es extraordinario”.
El maestro español comparte la sensación global de Stephan Gehmacher acerca del balance de estos diez años: “Creo que los objetivos se han conseguido: hemos hemos giras importantes, visitamos con regularidad grandes salas como el Musikverein de Viena o el Concertgebouw de Amsterdam; hicimos la gira en Seúl, estuvimos en el Colón de Buenos Aires. Y siempre hemos intentado ir a sitios nuevos como Lituani, Polonia, etc”. Y sin embargo, Gimeno es autocrítico: “Yo mismo me lo he preguntado varias veces qué nos ha quedado pendiente, qué queda por hacer. Y por supuesto que hay cosas que han quedado por el camino, pero no citaría nada en concreto. Es inevitable que haya frentes donde podríamos haber llegado más lejos, pero también creo que sería injusto con nosotros mismos pedirnos más, cuando hemos conseguido tanto en tantos frentes”.
Repertorio, discografía y giras internacionales
La ampliación del repertorio de la formación luxemburguesa ha sido otro de los pilares de la etapa con Gustavo Gimeno al frente. Como él mismo nos explica, “la Segunda Escuela de Viena apenas se había interpretado y lo mismo con el repertorio francés más allá de Ravel o Debussy; por eso ha sido tan importante hacer Dutilleux o Messiaen por ejemplo, incluso grabar sus obras”. Igualmente, recuerda Gimeno, “Bruckner no era parte del ADN y de la orquesta y ahora, sin embargo, su Sexta sinfonía estará en el programa de mi último concierto oficial como titular en la Philharmonie”. Y todo esto sin olvidar la ópera, teniendo como sede el _ . Como bien recuerda Gimeno: “Incluso hemos hecho ópera: Don Giovanni, Simon Boccanegra, Macbeth, Rigoletto… Ha sido un ejercicio importante para la orquesta, para entrar la escucha, para salir de nuestra zona de confort”.
En línea con esto se ha desplegado una discografía portentosa, tanto por su extensión como por la variedad de obras registradas. La nómina de discos publicados por la Filarmónica de Luxemburgo bajo la batuta de Gustavo Gimeno es imponente, primero con el sello Pentatone y ahora con Harmonia Mundi: Debussy, Franck, Coll, Rossini, Stravinsky, Puccini, Dutilleux… El próximo disco, ya grabado, estará dedicado a Lutoslawski.
Como el propio maestro valenciano nos explica, “también ha sido una importante novedad la creación de una Academia, que no se tenía. Y hay un club de mecenas, un círculo de protectores, que se ha desarrollado en los últimos años y que da buena muestra de que hay gente orgullosa del proyecto en Luxemburgo, personas y entidades que tienen ganas de colaborar y seguir a la orquesta en las giras, etc”. Un proyecto, por tanto, que va mucho más allá de la actividad en la sala de conciertos propiamente dicha y que ha buscado una implantación y un arraigo en el territorio.
El futuro
Y sin embargo, está década de trabajo en común llega a su fin. Con el maestro valenciano ya comprometido con la Sinfónica de Toronto y el Teatro Real de Madrid, ¿cuál será la relación entre Gimeno y la Filarmónica de Luxemburgo a partir de ahora? El director español reflexiona en voz alta: “Cuando firmé mi última renovación, de 2022 hasta 2025, tuve claro que el proyecto se cerraba a los diez años. Y esto sucedió antes de que llegase mi compromiso con el Teatro Real. De alguna manera, siempre habíamos tenido claro que este proyecto iba a durar una década. Y mi idea para el futuro es muy simple: si la orquesta quiere, continuaremos nuestra relación. Pero solo si ellos lo quieren y lo propician; yo no quiero forzar las cosas, no quiero que se sientan obligados a nada conmigo por estos diez años. Yo estaré abierto a lo que quieran plantear, con naturalidad, sin inercias ni presiones”.
Misma impresión despliega Stephan Gehmacher, para quien siempre habrá un lugar en la orquesta para Gimeno: “La idea de concluir esta etapa con Gustavo Gimeno la tomamos ya hace diez años. Bromeo, porque hemos estado tentados con la idea de prolongar su etapa en Luxemburgo, pero lo cierto es que en las primeras conversaciones con Gustavo tuvimos claro que teníamos por delante una década para crecer juntos, como así ha sido. Dicho esto, Gustavo seguirá formando parte de nuestra actividad en los próximos años, en la medida que él quiera y encontremos el modo de hacerlo posible, ya sea a través de nuestras grabaciones, con alguna gira puntual, etc.”
Diez años pueden parecer muchos pero en la práctica pasan muy rápido. Gustavo Gimeno y la Filarmónica de Luxemburgo atesoran una impresionante nómina de logros, con la orquesta preparada para enfrentarse a cualquier reto por venir. Entidad y batuta pueden estar satisfechos.