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Vasos comunicantes

Zaragoza. 12/11/2024. Auditorio de Zaragoza. Obras de Rajmáninov y Sibelius. Orquesta Filarmónica de Helsinki. Nelson Goerner, piano. Jukka-Pekka Saraste, dirección musical. 

Dos obras y dos autores con afinidades evidentes y al mismo tiempo recónditas. Y es que Rajmáninov y Sibelius habitaron el postromanticismo de modos sumamente singulares, a la sombra de Wagner y Chaikovski, con un lenguaje netamente melódico aunque sumamente elaborado y original, plagado de nostalgias y de una riqueza orquestal realmente epatante.

Para su gira por España a las órdenes de su titular desde 2023, el finlandés Jukka-Pekka Saraste (Heinola, 1956), la Orquesta Filarmónica de Helsinki se presentó en el Auditorio de Zaragoza con el Concierto para piano no. 3 de Rajmáninov, con Nelson Goerner (Buenos Aires, 1969) como solista, y con la Sinfonía no. 2 de Sibelius.

Saraste hace siempre gala de un gesto medido, sin aspavientos, personalísimo pero eficaz y estimulante. Su labor en el podio transmite seguridad y control, confianza. Y eso es precisamente lo que pareció gozar Nelson Goerner al piano, realmente inspirado y voluptuoso, en una encendida lectura del citado concierto de Rajmáninov.

Goerner y Saraste parecieron entenderse especialmente en el tramo final del concierto, con un Finale alla breve realmente evocador y efervescente. Si acaso cabe reprochar a Goerner cierto alboroto inicial en algunos pasajes con las notas graves, durante el Allegro, pero nada que pudiera empañar una ejecución virtuosa y auténtica, de genuina entrega y apasionamiento.

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Ya en la segunda mitad de la velada disfrutamos de una de las especialides de Saraste, la música de Sibelius. No en vano la Filarmónica de Helsinki se ha embarcado bajo su batuta en la ejecución y grabación de todas sus sinfonías, en un proyecto que cuenta con el respaldo de Deutsche Grammophon y su plataforma de streaming, STAGE+.

La formación finlandesa estuvo excelsa en una ejecución brillante y arrebatadora. Saraste supuso subrayar el dinamismo connatural a esta partitura, al tiempo que logró diseccionar la partitura de un modo nítido y transparente. A destacar, por méritos propios, la sección de contrabajos, colosales; y el trompeta solista, sobresaliente. Un punto por detrás parecieron quedarse a veces los primeros violines, en términos de brillo y relieve sonoro.

Como propina, en homenaje y recuerdo a las víctimas de la DANA en Valencia, una exquisita versión del Valse triste del propio Sibelius. 

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Fotos: © Auditorio de Zaragoza