Un día complicado en la ciudad
16/01/2025. Palacio Euskalduna, de Bilbao. Obras de Manuel de Falla y Gustav Mahler. Juan Floristán (piano). Orquesta Nacional de España. Juanjo Mena, dirección musical.
En los intercambios habituales entre orquestas la Bilbao Orkestra Sinfonikoa estuvo en Madrid en la pasada temporada 2023/2024 durante el mes de marzo ofreciendo obras de Richard Strauss, Andrés Isasi y Maurice Ravel; en justa correspondencia este año la Orquesta Nacional de España ha visitado la capital vizcaína ofreciendo el octavo concierto de abono de la BOS, entre importante expectación. La batuta era, además, bien conocida pues fue el director titular de la orquesta bilbaína entre 1999 y 2011. Es decir, y en resumen, muchos elementos que hacían prever una velada de lo más interesante.
Pero quisieron las circunstancias que el día fuera muy complicado en Bilbao. El público asistente no pudo reprimir una sonrisa franca y cómplice ante estas palabras de Juan Floristán a la hora de responder a los aplausos del público tras su versión de Noches en los jardines de España: el pianista agradeció la buena entrada en el Euskalduna a pesar de la dura e implacable competencia del fútbol que, a apenas doscientos metros, concentraba a más de cuarenta y cinco mil personas… además de provocar un caos de tráfico y de aparcamiento de tamaño sideral. En este mundo actual en el que parece que el fútbol es lo más importante para tantas y tantas personas unos mil y pico miembros de esta grupo animal desconcertante decidimos que Falla y Mahler bien merecían el silencio, el recogimiento y el disfrute propios de un concierto sinfónico.
El mencionado Juan Floristán fue el solista de una obra en la que Manuel de Falla otorga al piano un protagonismo muy medido; no estamos ante un convencional concierto para piano y orquesta sino ante una pieza de duración media con protagonismo pianístico, que es sustancialmente distinto. Falla ensambla en más de una ocasión el instrumento con la agrupación orquestal y la música española de aires franceses –tal y como la definió el mismo pianista en su charla con el público- fluye sin que el solista tenga excesivas páginas de alarde personal. Buena versión que despertó una reacción comedida del público. Antesde eso se ofreció una sucinta página de la ópera del mismo autor, La vida breve, en concreto su interludio y danza que permitió disfrutar del intenso color orquestal del gaditano.
Tras un descanso en el que la mayor parte parte del público estaba preocupado por el devenir del evento a doscientos metros de distancia y con una transformación relevante del grupo orquestal Juanjo Mena nos ofreció una versión más que interesante de la Sinfonía nº 1 en re mayor, llamada Titán, de Gustav Mahler. La impresión ofrecida por la Orquesta Nacional de España fue notable tanto porque la batuta supo llevar una obra tan compleja con ritmo y equilibrio adecuados –su Trauermarsch fue muy intensa y matizada y el cuarto movimiento consiguió trasladarnos al éxtasis del agitato- como por las grandes prestaciones de algunas secciones y solistas, con especial atención a las trompas, trompeta y contrabajos.
Un concierto pleno de contrastes porque es difícil imaginar estéticas más contradictorias –siendo como son contemporáneas- que la andaluza-arabesca-afrancesada de Manuel de Falla y la germana tradicional de Gustav Mahler. Un concierto en el que pudimos disfrutar de una orquesta de renombre, de un programa variado y de un director de casa que, no lo obviemos, ha acabado siendo una figura internacional.
El caos tras el concierto –y tras el otro evento- dan para otro párrafo pero, reconozcámoslo, tampoco era tan importante, y más si lo comparamos con la trascendencia de un concierto sinfónico.