Como decíamos ayer
Barcelona. 11/02/2025. Recinte Modernista Sant Pau. LIFE Victoria. Obras de Schumann, Fauré y Ströhl. Elsa Dreisig, soprano. Romain Louveau, piano.
Tras un año de intensísima y variada actividad dedicado a conmemorar, como merecía la ocasión, el centenario del nacimiento de Victoria de los Ángeles, la Fundación que lleva el nombre de la insigne soprano vuelve a la velocidad de crucero. Una velocidad que viene marcada por el ciclo de recitales liederísticos que organiza regularmente en el Recinte Modernista Sant Pau. Para este retorno a la normalidad, su dirección artística ha recuperado la cita con la soprano Elsa Dreisig que tuvo que ser cancelada la pasada edición y, visto lo visto y oído lo oído, solo puede calificarse de gran acierto no haber dejado pasar la oportunidad de contar con su presencia. Su magnífico recital inaugural tuvo todos los ingredientes que han hecho grande el LIFE Victoria. Calidad artística, gran cercanía con los intérpretes, apuesta por el talento joven y cuidado del más mínimo detalle, desde la iluminación hasta el escenario, pasando por el personal de sala. ¡Así da gusto!
Antes de que la protagonista de la noche apareciese en escena lo hicieron, como es habitual en el LIFE, dos jóvenes intérpretes para ofrecer un breve recital previo. La soprano alicantina Belén García, actualmente cursando estudios en el Mozarteum de Salzburgo tras su paso por el ESMUC, y la pianista barcelonesa Esther Vilar dieron una gratísima impresión. Interpretaron obras de Schumann, Wolf, Toldrà y Turina con exquisita musicalidad demostrando que se trata de un dúo al que hay que seguir la pista. La joven soprano posee un interesante instrumento, de bello y personal color, estilo y un instinto liederístico evidente, mientras que Vilar se adaptó a la perfección a la especial resonancia de la sala y dialogó con inteligencia y expresividad con su compañera.
Tras ellas llegó el turno de Elsa Dreisig y Romain Louveau que arrancaron con el ciclo Dichterliebe, de Robert Schumann. Habitualmente interpretado por voces masculinas, la autoridad vocal e interpretativa exhibida por Dreisig desde la primera nota hizo que ese aspecto se olvidase de inmediato. El instrumento de la cantante franco-danesa es realmente atractivo y en él se mezclan la sensualidad de las voces francesas con el metal de las escandinavas. Capaz de plegar la voz en bellos pianissimi en canciones como “Hör' ich das Liedchen klingen” y de ofrecer detalles de fraseo de gran sutileza en “Wenn ich in deine Augen seh”, donde el timbre realmente deslumbra es en el registro central-agudo. Así lo demostró en los finales de “Ich grolle nicht” o “Ein Jüngling liebt ein Mädchen”, en los que la voz se agrandó enormemente, dejando patente que no tardará en evolucionar hacia registros más dramáticos. Se percibe claramente que hay material para grandes retos vocales en el futuro.
Pese a la calidad de la cantante, la recreación del ciclo de Schumann no fue redonda a causa de una lectura por momentos errática del pianista acompañante. Romain Louveau, que interpretó la obra sin partitura, no calculó bien ciertas dinámicas y se perdió en un amanerado preciosismo que acabó cortando las alas del poeta de Heine. Una lástima porque en la segunda parte, configurada en base a La bonne chanson, de Gabriel Fauré y las Chansons de Bilitis en la versión de la compositora Rita Ströhl, rayó a buen nivel. Dreisig, por su parte, demostró que su lengua natural es el francés y regaló una dicción impecable, acentos incisivos, sensualidad en el fraseo y poderío vocal.
Magnífico Fauré y extraordinarias las canciones de Ströhl, compositora posromántica francesa a la que hay que reivindicar de inmediato por su capacidad melódica y sutil tratamiento pianístico. Un auténtico descubrimiento. Hay que subrayar que, entre los ciclos de Schumann y Fauré y de manera perfectamente integrada, Romain Louveau interpretó dos piezas muy sugerentes del joven compositor Othman Louati tituladas “Aphorisme après Schumann” y “Aphorisme après Tristan”. Un estimulante recital para abrir de manera brillante la etapa postcentenario del LIFE Victoria. Como decíamos ayer…
Fotos: Elisenda Canals - LIFE Victoria