La omnipresencia del sonido
De la música al sonido. La emergencia del sonido en la música de los siglos XX y XXI. Makis Solomos. Akal Música. Madrid, 2025
“El sonido acompaña hoy a la vida humana como nunca antes lo ha hecho: es como si se hubiera producido una sonorización gigante de los espacios en que vivimos, provocando una hipertrofia de nuestro entorno sonoro”. Con estas rotundas pero clarificadoras palabras, Makis Solomos, autor de De la música al sonido. La emergencia del sonido en la música de los siglos XX y XXI, que ahora edita Akal Música, nos sitúa en el núcleo de lo que será el trabajo a desarrollar en su ensayo: Un mundo donde la música (se centrará en la siempre mal llamada “música culta” pero también en el rock, el jazz o el folklore) ha sido “invadida”, sin que este término sea peyorativo, por el sonido. Es un trabajo que para el lector no avezado en términos más técnicos será quizá algo arduo, pero también muy interesante, porque introducirte en este mundo, lleno de matices y de una riqueza diversa y atrayente merece la pena el esfuerzo.
Seis son los pilares sobre los que Solomos levanta su trabajo. El primero es el timbre, dando un repaso desde el análisis de su concepto y de la evolución del mismo desde el siglo XVIII hasta las más novedosas aportaciones y visiones del término, pasando por la aportación sobre este tema de compositores como Wagner o Debussy. El segundo se centra en el ruido, sobre el que hay una amplia bibliografía surgida en los últimos años. A la nueva forma de escuchar, a la escucha, está dedicado el tercer capítulo, uno de los más interesantes por la evolución tan enorme en la forma de escuchar a lo largo de la historia y especialmente en el periodo temporal que centra este ensayo.
La inmersión sonora ocupa el cuarto capítulo. Esta inmersión no solo se contempla desde el punto de vista técnico, fruto de unos altavoces que te envuelven, que te hacen sumergir en lo escuchado, sino que, ampliando la definición del término, Solomos nos habla también de una corriente que surge a partir de Edgar Varèse cuando “muchos compositores de música instrumental, y más aún de música electroacústica, aluden a la existencia de una vida interior del sonido.” La más amplia parte del libro la ocupa el estudio de lo que el autor denomina la composición del sonido, sustituyendo al concepto romántico de la composición con sonidos. Es un capítulo que aborda temas, especialmente el desarrollo del sonido y los cambios que ha supuesto en este a lo largo del siglo XX, poniendo ejemplos de obras de Anton Webern o Pierre Boulez, centrándose en la idea de resonancias compuestas, que también serán abordadas en el mundo del rock o las músicas populares. Solomos completa este cuasi libro dentro del libro con un repaso a la microcomposición, a las síntesis sonoras. Finalmente, en la sexta parte se trata un fenómeno en pleno desarrollo: el espacio sonoro.
De la música al sonido requiere una cierta preparación en el mundo de la teoría musical, pero es muy necesario (y puede despertar la curiosidad de melómanos no tan avezados) para conocer la evolución que la composición, la escucha y los medios técnicos han tenido en la historia de la música en el siglo XX y principios del XXI.