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Clásicos y modernos

Barcelona, 01/10/2024. Palau de la Música Catalana. Obras de Guinovart y Mahler. Franz Schubert Filharmonia. Tomàs Grau, dirección musical.

El primer asunto de la velada (y tal vez el más relevante, dado que la 5ª de Mahler no es ninguna novedad) era el estreno de la Suite Terra Baixa de Albert Guinovart, pieza basada en el ballet homónimo del mismo compositor, a partir de la obra de teatro del dramaturgo catalán Àngel Guimerà. Terra baixa es un título fundamental y de los más populares del teatro  catalán "clásico". El ballet en cuestión se estrenó por encargo del Esbart Sant Cugat, con la Orquestra Nacional de Cambra d’Andorra y en 1999 apareció en disco dirigida por Tobias Gossmann. La relación entre Guinovart y esta orquesta no es nueva, siendo una buena muestra, por ejemplo, la grabación de su ópera Alba Eterna hace un par de años.

Ahora Guinovart le da forma de Suite al ballet sobre Terra baixa. Guinovart es un músico completo que recientemente ofreció un Concierto nº2 de Rajmáninov espléndido como pianista y su actividad como compositor no es sólo significativa sinó popular en el sentido real de la palabra (musicales de gran éxito, series televisivas...). Como el propio Guinovart afirmó en una entrevista para Núvol hace un par de años, su deseo inicial era el de dedicarse a las partituras cinematográficas. Y ello es extremadamente evidente en esta obra. Recuerda de un modo muy obvio a ciertas partituras del cine "mainstream" de las últimas decadas y tiene una factura muy cinematográfica. A nivel formal la suite en concreto tiene una estructura hasta cierto punto sinfónica (contraste entre el movimiento tranquilo y otro juguetón) y  se construye tambien sobre ciertos clímax  beatíficos y el brillo de la instrumentación. Todo lo que puede decir un crítico, mas allá de subrayar las indiscutibles, por evidentes, habilidades en la partitura (por ejemplo en la orquestación y en la inventiva melódica), es que no comparte esa estética.

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Dicho esto es interesante la pregunta de si se juntó a Guinovart y Mahler (y al papel del clímax y la euforia en ambos autores) por similitud o por contraste. Mahler conoció a  Alma Schindler en noviembre de 1901 y se casaron al año siguiente. Entretanto, cuando comenzó a trabajar en la 5ª Simfonia, habia adquirido cierta edición completa de Bach, lo que supuestamente le habría llevado a crear texturas más polifónicas en su música. Lo que es indiscutible es que esta sinfonía marca un salto hacia la abstracción que caracteriza tambien a la 6ª y a la 7ª. Mahler dirigió la primera ejecución de su 5ª Sinfonía en la antigua Sala Gürzenich de Colonia, con la orquesta titular, el 18 d'octubre de 1904. Después del estreno, la revisó hasta 1907. Aunque en la Quinta utiliza algunas frases de las canciones que pintaron el entorno poético de las primeras sinfonías, aquí  dejan de tener un papel decisivo. 

La partitura es de una audacia y complejidad muy exigentes. Los dos primeros movimientos de esta sinfonía constituyen hasta cierto punto una unidad. El segundo movimiento suena como una reescritura del anterior. Comparten material, ritmo y tempo dentro de su complejidad y forman conjuntamente la primera parte de la obra. La Franz Schubert Filharmonia lleva una actividad muy constructiva en esta sala desde hace tiempo, que ya he tenido oportunidad de loar en otras ocasiones. Lo cierto es que una vez más la manera en que la orquesta enfrentó estos dos movimientos fue muy convincente. Tempos razonables, fraseo correcto. Tal vez el papel de las maderas en el segundo movimiento tuvo algo de problematico pero llegamos ilesos al tercer movimiento. Ahí  asistimos a una exhibición muy notable de la trompa solista y se mantuvo la tensión con decoro durante todo el movimiento.

El Adagietto para arpa y cuerdas que sigue (basado en Ich bin der Welt abhanden gekommen, del mismo año) merece mención aparte. Fue ejecutado com mucha elegancia, en un equilibrio entre la ingravidez y la pulsación muy fino. Hay que agradecerle eso a la orquesta y a su director, porque ello nos llevó a un último movimiento en que nada podía acabar mal. Las sinfonías de Mahler son muy complicadas y hay momentos en que amenaza el desorden pero el rendimiento de la orquesta fue muy solvente y disfrutamos de esta sinfonía excelsa, que era de lo que se trataba.

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Fotos: © Martí E. Berenguer