AlcinaConciertoReal24_a.jpg© Javier del Real | Teatro Real

Sortilegio barroco

Madrid. 15/12/24. Teatro Real. Händel: Alcina. Elsa Dreisig (Alcina. Sandrine Piau (Morgana). Juliette Mey (Ruggiero). Jasmin White (Bradamante). Alex Rossen (Melisso). Stefan Sbonnik (Oronte). Bruno de Sà (Oberto). Il Pomo d’Oro. Francesco Corti, dirección musical.

En medio de los estrenos de los dos repartos de Maria Stuarda de Donizetti, el Teatro Real ha programado la versión en concierto de una de las óperas de Händel más queridas y magníficas del compositor germano-británico. Estrenada en 1735 en el Covent Garden de Londres, Alcina supone una obra maestra de su autor, de una madurez y una grandeza musical que contiene alguna de las arias y personajes más atractivos de su vasta producción.

Hay que mencionar, y se necesitaría un artículo largo y extenso para estudiar y explicar las razones, que el año 1735 es un año clave de la producción de las óperas barrocas. No obstante en ese año no solo se estrenó Alcina, también Ariodante de Händel, La Griselda y Bajazet de Vivaldi en Italia y Les indes galantes de Rameau en Francia. Son títulos todos ellos obras maestras de sus respectivos compositores que evidencian la plenitud del género de la ópera barroca, en un periodo histórico que ya preanuncia al rococó y la llegada del clasicismo con el nacimiento de Mozart en 1756 como metafórica fecha. Además todos estos títulos ya recuperados del olvido por el Barroco Renaissance, se programan, interpretan y los protagonizan los mejores cantantes de su cuerda y las formaciones especialistas como se ha dado aquí en el Real de Madrid.

La llegada de Il pomo d’Oro con Francesco Corti al clave y dirección, preanunciaba una gran función, y así fue. La agrupación, creada en 2012, tiene en su violinista concertino, la búlgara Zéfira Valova, un diamante a las cuerdas quien es una pieza fundamental en la belleza de la sección y su vibrante sonido. Así lo demostró con sus solos en el aria de Morgana, Ama, sospira del acto segundo, dialogando con un fraseo profundo y poético con la gran Sandrine Piau. Tanto ella como la dirección musical de Corti, principal director invitado de Il pomo d’Oro, fueron artífices de una lectura de hermosos ribetes barrocos, colores y expresión dramática en las arias y sus solos instrumentales.

Mención especial en dos arias centrales de la ópera: Ah mio cor de Alcina, con su palpitante tempo al son del corazón herido de la maga y en la impagable aria de Morgana, Credete al mio dolore, donde el pathos del personaje convierte su solo vocal en una de las grandes creaciones de Händel. Dos perlas de una obra maestra que traspasa el tiempo y el espacio en momentos clave como estas dos arias.

El reparto estuvo protagonizado por reconocidos especialistas, pero es justo señalar al trio central formado por la Alcina de la soprano Elsa Dreisig, la Morgana de Sandrine Piau y el Ruggero de Juliette Mey.

La franco-danesa Elsa Dreisig (París, 1991) se encuentra en un momento de espléndida madurez vocal, lo cual implica una extrema adecuación a la complejidad de un personaje como Alcina quien tiene el mayor número de arias de la ópera. Dreisig, de instrumento lustroso, hermoso timbre satinado y tesitura de soprano lírica de gran facilidad en los agudos, enamoró por su color perlado, un fraseo limpio y un estilo de elegante frondosidad.

Aplaudida en todas sus intervenciones, sobresalió en el lamento de Ah mio cor, el aria más larga de la ópera, coloreando inflexiones, dando sentido dramático a su verbo y mostrando todo el mórbido espectro de su instrumento. También destacó en Ombre pallide, Si son quella o su inolvidable última intervención solista: Mi restano le lagrime, demostrando que las arias de sentimiento introspectivo y lírico son las que más se adecuan a una voz maravillosa que la convierten en unas de las mejores sopranos actuales.

AlcinaConciertoReal24_c.jpg© Javier del Real | Teatro Real

En el personaje de Morgana sorprendió el estado vocal de una veterana como la francesa Sandrine Piau (n. 1965), quien ya ha cantado el papel protagonista de Alcina. Superespecialista del repertorio händelianao, Piau comenzó con su primera aria, O s’apre al riso, donde ya se pudo comprobar la frescura de su emisión, basada en una sólida técnica, y un dominio del estilo barroco para una cantante siempre elegante e imaginativa en sus variaciones y da capos. Cerró el primer acto con una impecable Tornami a vegheggiar, donde el timbre todavía conserva el brillo adecuado y un registro agudo que perfila con autoridad y contorno aterciopelados de gran efecto. Pero fue en su gran aria del acto tercero, el larghetto Credete al mio dolore, con el solo de violonchelo de Ludovico Minasi, quien se marcó unas variaciones de una fantasiosa y gratificante modernidad, donde Piau mostró toda la maestría de una gran dama del barroco como es justamente reconocida. Espléndida y emocionante. 

Por último el gran tercer eje y protagonista de las mejores páginas de la ópera es Ruggiero, aquí interpretado por la prometedora mezzo francesa Juliette Mey (n. 2000, Toulouse).  La más joven del reparto asumió el complejo papel con gran soltura y seguridad. El timbre, todavía en asentación, es meloso y terso. Quizás solo le falto un punto de mayor variedad de coloridos y acentos en la expresión. Destacó en la paradigmática Mi lusinga il dolce affetto, en la archiconocida Verdi pratti y en la conclusiva y volcánica Sta nell’ircana, donde por desgracia, las trompas naturales, sabido es la dificultad del instrumento en sus modelos históricos, aquí tocadas por Javier Bonet y Pedro Blanco, no lucieron a su mejor nivel.

AlcinaConciertoReal24_b.jpg© Javier del Real | Teatro Real

Completó el suculento reparto un cuarteto de interesantes voces y colores. El Bradamante de la contralto estadounidense Jasmin White, destacó entre ellos. De color y densidad vocal azabaches, timbre potente y con un instrumento de irisaciones abisales muy atractivo. No obstante ella es la reciente flamante ganadora del primer premio del Concurso Reina Sonia de Noruega 2023.

El joven bajo californiano Alex Rosen (n. 1992) como Melisso, otra voz que se va consolidando en el repertorio barroco gracias a un color aterciopelado, de generosa proyección y gran facilidad en toda la tesitura, cumplió con soltura y melosidad expresiva.

El sopranista Bruno de Sá como Oberto, supo aprovechar sus dos arias con una emisión brillante, gran uniformidad tímbrica y luminoso color. Un secundario de lujo que ya despunta desde hace pocos años como una de las voces más interesantes en el cada vez más rico y complejo universo de solistas especialistas en el género barroco.

En medio de tanto talento, quedó algo desdibujado el Oronte del tenor alemán Stefan Sbonnik. Cierto es que es el personaje seguramente menos protagónico, pero a Sbonnik le faltó mayor definición en las inflexiones expresivas y búsqueda de matices para un timbre de tenor lírico-ligero de fácil emisión que no acabó de brillar en su bella Un momento di contento.

Una hermosísima noche del mejor barroco, donde la magia del Händel maduro cristalizó en arias cual sortilegios barrocos. El espectador quedó hipnotizado en medio de un encantamiento musical como solo se da en las mejores funciones.