Una batuta wagneriana
Bilbao. 18/01/2025. Palacio Euskalduna. Wagner. Tristan und Isolde. Gwyn Hughes Jones (Tristan), Rachel Nicholls (Isolde), Marko Mimica (Rey Marke), Egils Silins (Kurwenal), Daniela Barcellona (Brangäne). Orquesta Sinfónica de Bilbao. Dirección de escena: Alex Aguilera. Dirección musical: Erik Nielsen.
La música de Richard Wagner no es fácil de interpretar. Otros apostillarán que tampoco es fácil de escuchar. A estos les diría que no es así y que las posibles diferencias con otro tipo de música y el supuesto esfuerzo que supone entrar en su personal lenguaje llega a compensar con creces cuando conoces y disfrutas de sus composiciones. Pero contra gustos no hay disputas. Y ante la extraordinaria versión que Erik Nielsen nos brindó en la primera función de Tristan und Isolde que estos días programa ABAO (Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera), solo queda rendirse, admirar, aplaudir y volver a decir que esta música es maravillosa y de una riqueza sonora casi diría que infinita. Y es que Nielsen recreó con perfección el magistral mundo wagneriano en una de sus partituras más ricas y, sobre todo, de corte más romántico. Desde el famoso “acorde de Tristán” hasta el casi místico Liebestod, la música fluyó con intensidad y belleza.
El director norteamericano nos brindó una versión llena de matices, con marcados contrastes y pendiente de los detalles y del escenario. Una versión clásica pero sin amaneramientos, buscando la esencia de una música que te encoge, en muchos momentos, el estómago. Pero todo ese magistral planteamiento no podría haber llegado a buen puerto sin el trabajo excepcional de la Bilbao Orkestra Sinfonikoa (Orquesta Sinfónica de Bilbao). Me atrevería a decir que la BOS estaba en estado de gracia en una de las mejores actuaciones de las muchas que le he visto en el foso del Palacio Euskalduna. Toda la orquesta estuvo superlativa, desde una aterciopelada cuerda a un restallante metal, y sobre todo una madera que lo dio todo. Destacar el solista de corno inglés (cuyo nombre es injustamente olvidado en el programa de mano) en una excelente interpretación al comienzo del tercer acto. Sin duda una de las mejores noches del foso del Euskalduna, con un sonido que no tuvo nada que envidiar a lo que se pueda oír en los mejores teatros centroeuropeos.
En el apartado vocal, Tristan supone un esfuerzo tremendo para los dos protagonistas que llevan el peso absoluto de una ópera densa y larga. Gwyn Hughes Jones nos brindó un Tristán de gran categoría, con excelente regularidad durante toda la representación Seguro en toda la tesitura, su voz, ligera pero con el suficiente peso en el grave, va perfectamente a la vocalidad del personaje y supo adaptarse a sus diversos estados de ánimo, especialmente en un brillante tercer acto, su acto, donde estuvo muy bien en su monólogo teniendo en cuenta el esfuerzo que supone el intenso acto anterior. En el aspecto actoral estuvo muy plano, casi sin expresividad, restando pasión a la historia. Más entregado en el último acto, se echó de menos algo más de esfuerzo gestual.
Rachel Nicholls sustituía a la anunciada Oksana Dyka (que sufría una indisposición aunque se espera que cante en el resto de funciones programadas) en el papel de Isolda. La soprano británica supo adaptarse perfectamente a una producción a la que se incorporó tardíamente, incluso se podría decir que es la que demostró mayor soltura como actriz de todo el elenco. Conoce el papel perfectamente y nos brindó una Isolda muy correcta y segura. Hubo algún desliz en los primeros agudos pero poco a poco su voz se fue templando, brindándonos un bellísimo segundo acto con ese maravilloso dúo con el tenor. Menos brillante estuvo en el comprometido final del Liebestod, tapada por una orquesta crecida, pero su trabajo merece un caluroso reconocimiento.
Marko Mimica fue un estupendo Rey Marke. Poseedor de un timbre de singular belleza y con una voz joven, bien templada y que llega perfectamente a todas las notas, nos hizo disfrutar con uno de los más bellos monólogos que escribiera Wagner para esta cuerda. Solo un comentario que no tiene que ver con su desempeño: a Mimica le falta, a mi parecer, tiempo. Me explico. Es un buen Marke, pero según pasen los años, se afiance en el papel, le dé esos matices de dolor, quebranto y amor que el rol exige, será, seguramente, un rey de referencia.
¡Qué gran profesional es Daniela Barcellona! Es un valor seguro en cualquier papel que canta y siempre lo da todo con una actitud que siempre se siente positiva. Su Brangäne estuvo a gran nivel y aunque esté más acostumbrada a otros repertorios nos brindó un Wagner excelente. Destacar su trabajo en el primer acto y, como no, unos “avisos” desde lo alto del Euskalduna que conmovieron y emocionaron. Brava. Buen conocedor de este repertorio, Egils Silins nos brindó un buen Kurwenal, de potente voz bien proyectada pero quizá un poco tosco. Buen trabajo de Carlos Daza, Gillen Mungia y especialmente Josu Cabrero con un excelente trabajo como joven marinero.
La producción, procedente del Teatro de la Maestranza de Sevilla y que firma Allex Aguilera, sigue sin convencerme. No voy a reiterar lo que ya dije en aquella crónica de septiembre de 2023 pero en un espacio tan amplio con el Euskalduna y con una dirección escénica tan básica, este trabajo parece aún más pobre que en Sevilla. Aguilera abusa de las proyecciones, con un mar de fondo en movimiento constante que llega a hastiar.
Fotos: © E. Moreno Esquibel