Magia en el foso

Bilbao. 15/02/2025. Palacio Eskalduna. La favorite. Donizetti. Silvia Tro Santafé (Léonor). Ismael Jordi (Ferrand), Vladimir Stoyanov (Alphonse XI), Simón Orfila (Balthazar). Coro de Ópera de Bilbao. Euskadiko Orkestra. Dirección de escena: Valentina Carrasco. Dirección musical: Ricardo Frizza.

Lo que hizo Riccardo Frizza en la representación de La favorite de Gaetano Donizetti desde el foso del Palacio Euskalduna de Bilbao fue pura magia. La magia de convertir una partitura, que está bastante de lejos de las más logradas de su extenso repertorio, en una exquisita demostración de los momentos magistrales que puede alcanzar una ópera de Donizetti. ¿Cómo lo hizo? Con la maestría que le ha llevado a ser, hoy por hoy, una de las batutas más reconocidas (por no decir la más) en la obra del compositor de Bérgamo -no en vano es el nuevo director artístico del Donizetti Opera Festival-. Acompañado de una estupenda Euskadiko Orkestra (fenomenal cuerda, ampuloso metal) que respondió con clase, elegancia y profesionalidad a sus órdenes, Frizza consiguió eso, que solo los grandes consiguen: convertir lo mediocre en excelente. Y es que Le favorite, cuarto título que programa ABAO (Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera)  en su 73 temporada, tiene muchos altibajos en su parte musical, aparte de un libreto realmente flojo. La partitura, en la que aparecen partes ya utilizadas en otras óperas del autor, carece de gran inspiración y no llega a convencer más que en puntuales momentos en los que la clase del compositor aparece por fin. Pero, como decía, el material escrito del que parte es bastante deficiente.

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La historia real de la noble Leonor de Guzmán, amante pero también brazo derecho político durante toda su vida del rey castellano Alfonso XI, se inscribe más que en en el mundo amoroso en el político y en las luchas entre el rey y la nobleza por el control del reino en plena conquista de lo que quedaba de Al Andalus. Una mujer de gran poder y fuerza cuyo hijo iniciará la dinastía Trastámara y que poco tiene que ver con la amante débil y manipulable que el libreto de Alphonse Royer, Gustave Vaëz y Eugène Scribe elaboraron para Donizetti en su segunda incursión en el difícil mundo de Le grand opéra del París  de los años centrales del siglo XIX (la obra fue estrenada en enero de 1840). La convención romántica hace que se olvide la historia con mayúsculas (seguramente porque tampoco se conocía en profundidad) y crea una relación entre Léonor y un joven monje, Ferrand, que conoce en Santiago de Compostela. Por su intercesión, este se convertirá en un gran militar que campeará sus triunfos por tierras andaluzas. Pero descubierta por el rey la traición de su amante, que lo quiere abandonar por el joven, el monarca conseguirá frustrar las intenciones de los enamorados, mancillar su honor (se casan sin saber Ferrand que Léonor ha sido la amante del rey) y acabar con sus vidas, eso sí, después de volver al convento de Santiago donde empezó todo.

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Pese a este entramado dramático tan débil, Donizetti consigue en algunos momentos que, como ya comentábamos, musicalmente la obra levante el vuelo. Uno de esos momentos, quizá el más logrado de todos ellos, es el aria de Ferrand Ange si pur, una verdadera joya en el que pudo lucirse, gracias a su elegancia y calidad vocal, ese gran cantante que es Ismael Jordi. El tenor jerezano fue el gran triunfador de una noche que en el apartado vocal fue muy estimable. Ya había presentado sus credenciales en el primer acto, en el que tiene mucha parte que cantar, con Un ange, une femme inconnue.  A lo largo de toda la obra siguió esa aparente facilidad para conseguir ese sonido tan personal y fresco que nos brinda. Un auténtico lujo escucharlo. Silvia Tro Santafé es una de las mezzosoprano más reputadas del panorama nacional. Especialmente en Donizetti, su trabajo siempre es impecable. Como Léonor, la protagonista de la ópera, estuvo a muy alto nivel también, destacando su bello dúo con el barítono del segundo acto y toda la escena final de la ópera, con su agonía y muerte junto a su marido. Tanto ella como Jordi escucharon merecidas ovaciones en los saludos finales.

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Volvía al Euskalduna después de unos años muy vinculado a las temporadas de ABAO, Vladimir Stoyanov. La voz del barítono búlgaro ha ganado en solidez, en profundidad y dibujó un Alfonso XI de excelente factura. Tanto su aria del segundo acto como el ya mencionado dúo con Léonor merecen aplauso y reconocimiento. Buen trabajo de Simón Orfila como Balthazar, que gracias al libreto es el prior del convento compostelano y el suegro del rey. Volvió a lucir esa poderosa voz y esa proyección que siempre se agradece en el Euskalduna. Un valor seguro, como siempre, el Don Gaspar de Mikeldi Atxalandabaso, que una vez más supo llevarse el aplauso de un público que le quiere y admira. Buen trabajo de Alba Chantar como Inès, confidente de Léonor. El Coro de Ópera de Bilbao realizó un buen trabajo acorde con las necesidades de la obra y demostró también que siempre se puede contar con ellos y su entrega en cualquier producción.

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Producción como la que se nos presentó en esta ocasión y que, procedente del Festival Donizetti de Bérgamo y la Ópera Nacional de Burdeos, ahora recala en el Euskalduna. Firmada por Valentina Carrasco, resulta bastante decepcionante. Especialmente por el planteamiento escénico, muy deficiente. Que cumpliéndose el primer cuarto de siglo XXI haya aún producciones que acudan a los tópicos como una “macarena” presidiendo un convento gallego dice muy poco del trabajo de investigación a la hora de presentar una obra. Basándose en dos enormes rejas (una que cierra por delante el escenario, otra a mitad del mismo) Carrasco deja transcurrir la acción entre un atrezzo muy básico y una dirección actoral muy floja. Reconozco que no es fácil dramatizar el largo ballet exigido siempre en la grand opéra, y que la idea de utilizar un grupo de mujeres sin experiencia escénica pero con una indudable ilusión, para cubrir veinte minutos de música sin historia es buena, pero en general falta atractivo escénico. Solo el buen hacer de los cantantes salva muchos momentos en lo que se echa de menos una mano experta dirigiéndolo todo.

Fotos: © E. Moreno Esquibel