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Ton Koopman: "El nivel musical en España es altísimo"

Autoridad indiscutible, auténtico referente en torno a la obra de Johann Sebastian Bach, a sus ochenta años el director y clavecinista Ton Koopman (Zwolle, 1944) sienta cátedra cuando conversa, sin apenas darse cuenta, de manera sumamente natural y cordial. En ocasión de sus conciertos de los próximos días con la Franz Schubert Filharmonia, charlamos con él para conocer sus impresiones sobre esta orquesta, su vivencia de la realidad musical española y su mirada sobre el movimiento historicista, del que él mismo ha formado parte durante décadas.

Se encuentra ya inmerso en los ensayos para esta serie de conciertos con la Franz Schubert Filharmonia. La pregunta es obligada, al ser su primer contacto con esta formación. ¿Cuáles son sus impresiones, qué es lo que más le ha sorprendido de esta orquesta?

Es una orquesta excelente, realmente, con músicos abiertos a hacer las cosas de maneras distintas, capaces de tocar con menos vibrato y con muchas ganas de aprender. Realmente estamos haciendo música juntos, en el sentido más literal del término. Creo que van a ser unos conciertos estupendos con ellos.

Seguramente sabrá que es un proyecto muy singular, la Franz Schubert Filharmonia es realmente la única orquesta de iniciativa privada funcionando a este nivel en nuestro país.

Sí, me ha impresionado mucho. Y me resulta maravilloso ver que hay quienes toman todavía hoy el riesgo de mantener en pie iniciativas como esta. 

Además, un porcentaje altísimo de los músicos proceden de Barcelona y sus alrededores, con una media de edad realmente joven en sus atriles.

Esto también me ha causado una gran impresión, porque además la orquesta no se limita a hacer uno o dos conciertos en Barcelona sino que gira por la región, haciendo un trabajo de difusión importantísimo en Cataluña. Esto es fundamental; hay que llevar la música ahí donde está la gente, y no a la inversa, como sucede tantas veces.

"LA FRANZ SCHUBERT FILHARMONIA ES UNA ORQUESTA EXCELENTE" 

¿Qué programa van a ofrecer, junto con la violinista Alexandra Soumm? 

La primera mitad está dedicada a Johann Sebastian Bach. Comenzaremos con la Suite orquestal no. 3, que incluye trompetas y que contiene la famosa ‘Aria para la cuerda de sol’, tan popularizada. Es una obra hermosa y feliz, casi con aire de celebración. A continuación Alexandra interpretará dos conciertos para violín de Bach. Uno de ellos es el Concierto en sol menor, que es un arreglo del Concierto en fa menor para clave. Y después el famoso Concierto para violín en mi mayor, con el bellísimo tema que se desarrolla en el movimiento lento. Es una selección bellísima de obras de Bach. 

En la segunda mitad interpretaremos la famosa sinfonía ‘Jupiter’ de Wolfgang Amadeus Mozart, su última sinfonía, la número 41. Es una partitura en la que Johann Sebastian Bach ejerció una fuerte influencia. Es algo que puede verse por ejemplo en la fuga final. Es desde luego una estupenda idea conjugar esta obra de Mozart con la primera parte dedicada a Bach.

Koopman_FSF_ensayo.jpgTon Koopman ensaya con la Franz Schubert Filharmonia

No se trata en todo caso de su primer contacto con el panorama sinfónico español. Con anterioridad ha podido dirigir otras de nuestras formaciones, como la Orquesta Nacional de España o la Sinfónica de Galicia. ¿Cuál es su impresión general sobre el panorama sinfónico español?

El nivel musical en España es altísimo. Es magnífico comprobar como en este país, donde se han vivido momentos difíciles en muchos sentidos, como en otros muchos países, sin embargo se ha logrado preservar algo tan valioso como el tejido musical, con todas las orquestas en pie. En algunos lugares se han sacrificado orquestas bajo criterios económicos; y una vez que una orquesta se cierra, nunca vuelve a retomar su actividad. 

Por eso es tan espléndido comprobar cómo en España, incluso con las muchas dificultades que imagino que habrá que combatir, se mantiene tanta y tan buena actividad. Recientemente estuve dirigiendo a la Orquesta Ciudad de Granada, qué maravilla que una ciudad así tenga una orquesta como esa; pasé un tiempo magnífico con ellos. No conozco ninguna orquesta mediocre en España; seguramente las haya, pero todas las que he tenido ocasión de dirigir son realmente espléndidas. Para mí es un placer siempre volver a trabajar en España, después de tantos años viniendo por aquí.

"BACH ES EL COMPOSITOR MÁS GRANDE DE TODOS LOS TIEMPOS"

A lo largo de su extensa carrera siempre ha estado muy vinculado a la obra de Johann Sebastian Bach, de quien podríamos considerarle hoy en día uno de sus más autorizados embajadores. Desde su amplísimo conocimiento de su obra, ¿cuál piensa que es la razón por la que su música sigue fascinándonos hoy en día de manera tan genuina?

Es posible disfrutar de la música de Bach a muchos niveles. Uno puede simplemente dejarse llevar, fascinado por la belleza de sus melodías; pero si uno profundiza descubre una arquitectura musical asombrosa y admirable, de una talla intelectual increíble. ¿Cómo pudo escribir una música tan compleja y a la vez tan sencilla? Uno no necesita ser un gran conocedor del contrapunto para disfrutar de su música que, sin embargo, está empleando el contrapunto continuamente. Hay una naturalidad asombrosa en su música. Para mí, sin duda alguna, es el compositor más grande de todos los tiempos.

Sabe, es interesante fijarse por ejemplo en sus años más jóvenes, cuando era todavía un compositor emergente. En aquel tiempo ejercieron influencia sobre él autores como Vivaldi, Albinoni o Buxtehude. Pero en todos esos casos, tras algunas semanas o meses conociendo su obra, Bach tomaba lo que estimaba interesante y pasaba a otra cosa, construyendo su propio estilo; toda su obra es de una inteligencia apabullante. 

Usted ha vivido en primera persona el desarrollo del movimiento historicista, desde sus mismos inicios. Tengo curiosidad por saber en qué punto considera que se encuentra esta mirada crítica sobre la ejecución musical, informada con criterios históricos. Creo que hemos llegado a un punto en el que es algo perfectamente asumido y necesario, lejos ya de ese aura de radicalidad y rupturismo con el que se vivió en sus comienzos. Hoy en día, tengo la impresión, las orquestas y los músicos están cada vez más abiertos a trabajar con estos criterios. 

Tiene razón. Las cosas han cambiado mucho con el paso del tiempo. Cuando yo empecé, a finales de los sesenta del pasado siglo, la mayor parte de las orquestas modernas tenían curiosidad por la música barroca y por la música antigua pero no había una verdadera dedicación a ese repertorio. Harnoncourt inicio una verdadera revolución en este sentido. 

Es interesante ver de qué manera la música de este repertorio, interpretada con instrumentos antiguos, ha ido modelando los oídos y la curiosidad de las orquestas modernas. En realidad, lo que hoy en día consideramos instrumentos modernos son ya instrumentos antiguos, en muchos casos con más de un siglo de historia. 

Hoy en día cuando una orquesta moderna interpreta, pongamos por caso, una sinfonía de Haydn, puede realmente acercarse al corazón de su música, con sus instrumentos modernos, pero siempre será mejor por ejemplo disponer de cuerdas de tripa porque brindan un sonido distinto. Y lo mismo pasará con un oboe moderno con respecto a un oboe barroco, siempre será preferible la sonoridad del segundo para este repertorio. Pero lo que ha cambiado hoy en día es que incluso con un oboe moderno podemos adentrarnos en la sonoridad propia de la época de Haydn, porque los músicos ya han asumido esa flexibilidad y esa apertura de miras como algo natural.

"LA MIRADA DEL HISTORICISMO ES ALGO QUE VA MUCHO MÁS ALLÁ DE LA EJECUCIÓN MUSICAL"

¿Diría que ha habido un cambio de mentalidad entre los músicos, quizá acompasado con cierto relevo generacional?

Yo llevo más de cuarenta años trabajando con mi propia orquesta, la Amsterdam Baroque Orchestra, con instrumentos históricos, pero me encanta también trabajar con una orquesta moderna, como aquí la Franz Schubert Filharmonia, donde hay gente joven, con curiosidad, con ganas de aprender, dispuesta a hacer las cosas de manera distinta. El cambio generacional, de mentalidad, en torno al historicismo, es un hecho ya consumado. 

Ahora estamos en un momento en el que ya no se trata solo de hacer las cosas conforme a unos criterios históricamente informados, con instrumentos de época, sino que estamos yendo un paso más allá y queremos que todo suene hermoso, vivo, con tensión. Y esto ya no se queda solo en la música de Bach, Mozart o Haydn sino que se aplica también a otros autores como Mendelssohn o Schubert, por descontado. 

Incluso se aplica a autores posteriores, como Mahler o Stravinski.

Hoy en día hay más curiosidad que nunca, más ganas de saber que nunca. Ya no nos conformamos con tocar simplemente con menos vibrato y cuerdas de tripa. Ahora se trata de ir un paso más allá, indagar dónde hace falta más o menos vibrato, más o menos intensidad, es una cuestión de variedad, de dinámicas, de enriquecimiento de la ejecución musical.

¿Diría que el historicismo ha dejado de ser un discurso intelectual para convertirse en un hecho natural, incorporado por fin a la praxis musical corriente? 

La ejecución musical no debería reducirse a una lección universitaria. No se trata de alcanzar la perfección o la belleza absoluta, eso no existe. Se trata de servir a la música con humildad, casi con reverencia hacia el compositor y su legado. Y para eso hace falta documentarse tanto como sea posible, leyendo tratados, leyendo correspondencia, conociendo el contexto histórico… La mirada del historicismo es algo que va mucho más allá de la ejecución musical como tal. Es una búsqueda que no tiene fin; no conozco a ningún músico que haya tenido contacto con instrumentos históricos y con prácticas historicistas y que reniegue después de esa búsqueda.