Alice Sara Ott: "La música de John Field es profunda pero ligera, te hace sentir feliz"
La pianista Alice Sara Ott acaba de publicar la primera integral con los nocturnos de John Field en el célebre sello Deutsche Grammophon, del que es artista en exclusiva. Para conocer más de cerca a este autor y su importante contribución a la historia de la música, conversamos con la solista, quien recientemente visitó el Palau de la Música Catalana en el marco de una gira de recitales.
¿Cuándo conoció la música de Field? ¿Y en qué momento decidió dedicarle un disco monográfico tan ambicioso como este, con la integral de sus nocturnos?
Conocía la existencia de Field desde hace tiempo pero en realidad nunca me había acercado a su música con verdadera atención. Fue en ocasión del confinamiento durante la pandemia cuando me propuse elaborar una playlist con nocturnos y reparé nuevamente en la música de Field, en una de las muy pocas grabaciones completas de sus nocturnos.
Para mí fue todo un descubrimiento. Me sonaban muy familiares, con un aire nostálgico, y enseguida quise saber más sobre John Field y su música. Descubrí que había sido contemporáneo de Beethoven y realmente me fascinó toda su historia y de algún modo me obsesioné con sus nocturnos durante un tiempo.
Poco tiempo después reparé en lo fantástico que sería poder grabar su música en un álbum para Deutsche Grammophon, un sello que no tenía en su catálogo estos nocturnos.
Me pareció una ocasión ideal para volver a poner el acento sobre un autor tan relevante, al que debemos de hecho la creación del género de los nocturnos tal y como lo conocemos hoy en día, influyendo sobre varias generaciones de músicos posteriores.
Siguiendo con la recuperación del legado de John Field que nos propone con este álbum, lo cierto es que fue un autor conocido y respetado en su tiempo. En las notas al disco que usted misma ha elaborado he podido encontrar los nombres de Clara Wieck, Robert Schumann y Franz Liszt, citados como autores que se refirieron a Field en varias ocasiones, reconociendo su legado. ¿En qué momento perdimos el contacto con la figura de John Field, hasta el punto de ser un completo desconocido para la gran mayoría de los músicos y los melómanos de hoy en día?
Es una buena pregunta pero para la que no tengo una respuesta exacta. Creo, simplemente, que a veces estas cosas pasan a lo largo de la historia, sin que tengan una explicación precisa. Por lo que fuera, fuimos perdiendo su referencia con el paso de las décadas. Y es una pena porque no solo fue un compositor brillante sino que fue un verdadero virtuoso al piano.
Cuando me acerqué a conocer con más detalle su biografía encontré por ejemplo que interpretaba música de Bach y Händel, dos autores realmente desconocidos para el público de su época. Quiero decir con esto que era un verdadero adelantado a su tiempo.
Lo cierto es que cuando hablamos de los nocturnos, como género, siempre nos referimos a Chopin sin reparar en que el verdadero creador de este formato fue John Field.
¿Qué es lo verdaderamente fascinante de sus nocturnos?
Para mí lo realmente genial es cómo su aparente sencillez formal esconde todo un mundo de sensaciones, de un modo muy evocador; hay todo un mundo dentro de cada nocturno.
Para mí, al principio, no fue fácil encontrar el tempo exacto con el que hacerles justicia. El lenguaje de Field es muy personal, construyendo cada pieza casi desde la nada y dando una falsa impresión de improvisación, y no por casualidad, pues en la práctica él era un talentoso improvisador.
Una cosa que Field domina como nadie es la ornamentación y la capacidad para crear cambios en el ritmo y en la armonía; por lo general su música tiene una estructura muy simple para la mano izquierda pero luego crea esa magia tan suya con la mano derecha y al final todo es cuestión de acertar con el tiempo en la ejecución. En la vida en general, en realidad, todo es cuestión de tiempo, pero esto sucede también con la música de Field.
En sus nocturnos hay melancolía y tristeza, por supuesto, pero también alegría… todo ello se va sucediendo en su música de una manera amable, liviana, pero nunca superficial. Diría que la música de Field es profunda pero no es pesada. Y seguramente por eso conecté tanto con su obra durante la pandemia. Estos nocturnos siempre me hacen sonreír y esto es algo que busco generar también en la audiencia que acude a mis recitales.
“EL VERDADERO CREADOR DE LOS NOCTURNOS, COMO GÉNERO, FUE JOHN FIELD”
También me ha parecido muy interesante la conexión de John Field con su mentor Muzio Clementi, con quien de hecho viajó a Rusia.
Así es. Pasaron juntos aproximadamente una década, hasta que John Field decidió quedarse en Rusia. Lo cierto es que tenemos muchos huecos sin rellenar en la biografía de John Field. Y casi todo lo que sabemos de él procede de terceros, a través de correspondencia, referencias… y todo suele estar entremezclado con anécdotas, rumores… cuesta saber hasta qué punto es cierto todo lo que se dice sobre Field, hasta qué punto esas fuentes exageraron en sus relatos.
Y más allá de sus nocturnos, ¿hay otras partituras de John Field a las que merezca la pena prestar atención?
Aunque hoy no se interpreten apenas, lo cierto es que Field escribió siete conciertos para piano. Es interesante porque todos ellos consisten en solo dos movimientos, ya que Field solía improvisar el movimiento central o bien interpretaba ahí uno de sus nocturnos.
Qué curioso…
También escribió varias sonatas para piano y otras piezas menores. De hecho en un primer momento pensé en grabar conjuntamente varias de estas piezas en el disco pero después me di cuenta de que tenía mucho más sentido llevar al disco la integral de sus nocturnos.
En la gira de recitales que está emprendiendo durante estos días con la música de John Field combina sus nocturnos precisamente con música de Beethoven, al que antes citaba como su contemporáneo. Entiendo que ha renunciado a la combinación fácil y obvia con los nocturnos de Chopin. ¿Cuál es exactamente la idea que articula este programa alternando obras de Field y Beethoven?
Así es, la idea de intercalar nocturnos de Field y Chopin me pareció muy obvia y seguramente poco enriquecedora. Respecto a Beethoven, no consta que coincidiera nunca en vida con Field. Beethoven nació diez años antes y Field murió diez años antes que él. Vivieron en el mismo tiempo pero sin coincidir exactamente en el mismo lugar, podríamos decir. Al parecer, según algunas fuentes, tuvieron un común profesor de piano al inicio de sus carreras.
Cuando preparé el programa de estos recitales partí de una evidencia: John Field es poco conocido y su nombre seguramente no bastase como reclamo para llenar una sala de conciertos. Dicho esto, consideré qué otros autores podrían combinarse con la música de Field.
Pensé primero en Mozart, también durante un tiempo consideré a Franz Liszt, quien de hecho recopiló y editó los nocturnos de John Field una vez que éste falleció. Como hemos dicho, descarté enseguida la combinación con Chopin. Y entonces reparé en Beethoven, el autor al que más me remitía la música de Field cuando la escuchaba. La música de ambos tiene algunas semejanzas y por supuesto muchas diferencias.
Por ejemplo…
Escogí sonatas de Beethoven que mostrasen varias etapas de su madurez compositiva, desde la número 19, la Op. 49. nº 1, con solo dos movimientos y un estilo muy semejante al nocturno 17 de John Field que interpreto antes en mi programa de estos recitales. Hay algo clásico y de joven inocencia en ambas piezas.
Después combino el nocturno no. 10 con la Sonata no. 30, Op. 109. Es curioso porque la última nota del nocturno de Field es exactamente la misma que la primera nota de la sonata de Beethoven. En esta sonata vemos a Beethoven distanciándose de la forma típica de la sonata clásica, explorando extremos muy diversos, con esa increíble plegaría que se despliega en el tercer movimiento, algo realmente fuera de este mundo.
En la segunda mitad del programa combino la Sonata ‘Claro de luna’ con el Nocturno número 9, una pieza que me remitió de inmediato a esa sonata porque tiene tresillos (la pianista tararea aquí la música la que hace referencia). Lo curioso de esta conexión es que el nombre de ‘Claro de luna’ no se lo puso Beethoven sino que se le adjudicó a esta sonata con posterioridad. Y creo que es engañoso porque la gente tiende a imaginar algo muy romántico, algo plácido bajo la luz de la luna; y en cambio esta sonata es oscura y compleja, inspirada en parte en el duelo del Don Giovanni de Mozart, la escena entre el comendador y el protagonista. Ambas piezas, el nocturno y la sonata, coinciden también en el aire de marcha fúnebre.
Es muy interesante poner de relieve estas conexiones entre ambos autores.
Sí, como ve son muchas las conexiones entre Beethoven y Field. No digo que sean conexiones reales, históricas o documentadas, no digo que Field se inspirase en modo alguno en Beethoven para escribir sus nocturnos; pero son conexiones que yo tiendo a visualizar cuando escucho esas obras y me parecían un buen hilo conductor para dar forma al programa de estos recitales.
La música de Field nunca es pesada, es profunda pero ligera, te hace sentir feliz; en Beethoven sucede lo opuesto, te rasga por dentro, te arrastra, mueres varias veces a lo largo de una sonata. Me parecía importante buscar también es balance, ese equilibrio, incluso ese contraste entre ambos autores.
“PODRÍAMOS DEFINIR LOS NOCTURNOS COMO CANCIONES SIN PALABRAS”
Hablamos quizá demasiado a la ligera de los nocturnos, pero sin concretar exactamente qué son. Le pregunto pues, ¿cómo definiría usted este género, tanto en su forma como en su espíritu? Si no me equivoco, podemos afirmar que John Field creó este género como tal, ¿no es cierto?
Así es, Field es el primero que hace de los nocturnos un género como tal, si bien el término como tal existía previamente. Cuando hablamos de un nocturno, evidentemente, se refiere a una pieza de connotaciones nocturnas, evocadora, pero esto es obvio y redundante. Para mí los nocturnos son piezas con un carácter muy especial, marcadamente melódicos y dominadas por una tremenda libertad expresiva. De alguna manera podríamos decir que son canciones sin palabras.
Después de este acercamiento a los nocturnos de John Field, ¿diría que ha cambiado su percepción sobre los de Chopin, tan conocidos y ampliamente difundidos? ¿Conocer a Field amenaza de algún modo la originalidad que durante décadas hemos visto en la obra de Chopin?
Se me hace difícil comparar, en la vida en general me parece una mala idea (risas). Adoro los nocturnos de Chopin y al mismo tiempo estoy muy contenta de haber grabado los nocturnos de Field. Creo que hay muchísimas grabaciones geniales de los nocturnos de Chopin y en cambio no puede decirse lo mismo de la música de John Field. Por lo que me siento orgullosa de haber puesto el acento sobre su legado y sobre su gran contribución a la historia de la música.
Por otro lado, espero que esta grabación anime a muchos más pianistas a mirar con curiosidad los nocturnos de Field. A decir verdad no son difíciles de ejecutar; lo complicado, como antes le decía, es encontrar el tempo y el tono adecuados; pero estos nocturnos son incluso asequibles para pianistas que estén empezando, son accesibles, creo que mucha gente podría tocarlos en casa por puro placer.
El álbum con los nocturnos de John Field en Deutsche Grammophon se acompaña de un proyecto audiovisual llevado a cabo con Andrew Staples, en Múnich.
Yo había colaborado ya previamente en otro proyecto con Andrew Staples, quien además de un estupendo tenor es un gran cineasta. Juntos grabamos el ‘Cuarteto para el fin de los tiempos’ de Messiaen.
Cuando nos pusimos a hablar para dar forma a un material audiovisual que acompañase la grabación de los nocturnos de Field, enseguida vimos que tenía sentido darle la forma de una película documental. El trabajo se rodó en las fantásticas instalaciones de Hyperbowl, en Múnich.
Empezamos considerando un viaje emocional a través de los nocturnos. Fuimos generando series de conceptos asociados a cada pieza. Frío, hielo, soledad… por ejemplo. Creamos así un moodboard que Andrew envió al equipo creativo del Hyperbowl y nos dieron su feedback, delimitando lo que era posible y lo que no, etc.
Por ejemplo, para el nocturno número 9, en ese universo helado, yo quería incluir personas congeladas en el hielo, como en una recreación distópica y apocalíptica. Pero aparentemente eso no era posible (risas). De modo que planteamos otra idea, que es la que puede verse en el material final.
Para mí fue un proceso muy interesante, intentando combinar música y nuevas tecnologías de una manera integradora y creativa. Soy una fanática de los videojuegos y la realidad virtual y por eso me fascinó la posibilidad misma de este proyecto audiovisual acompañando al álbum de John Field.
Sabe, como intérprete de música clásica, como pianista, a menudo tengo la impresión de que estamos constantemente volcados hacia el pasado, como mirando siempre hacia atrás. Y creo sin embargo que deberíamos mirar más hacia adelante, al menos de vez en cuando.
Como pauta general, el mundo de la música clásica tiende a ser muy protector con el pasado y muy escéptico con todo aquello que implica cambio y novedad. Pienso que deberíamos cambiar esa manera de ver las cosas; el mundo cambia, lo queramos o no, y siempre será mejor conocer hacia dónde se dirige e intentar ser parte de ese cambio.
Fotos: © Hannes Caspar | Deutsche Grammophon