© Alfonso Novo
Isabel Pérez Dobarro: "Kaleidoscope es una apuesta por la creación femenina desde la diversidad y el eclecticismo"
La pianista Isabel Pérez Dobarro se ha distinguido como una de las intérpretes más destacadas de su generación, y no solo por su talento musical sino también por su desempeño en otras áreas de índole sociopolítica. Su versátil perfil ha manifestado un temprano compromiso con la obra de nueva creación y con la actividad de las mujeres compositoras. Ambos hilos confluyen ahora en una nueva grabación titulada Kaleidoscope.
¿Cuál es el origen de este disco? ¿Cuándo surge la idea de grabar un álbum íntegramente dedicado a la obra de mujeres compositoras actuales?
La idea del disco me acompaña desde hace algunos años, al hilo de una investigación en la que he estado tiempo trabajando. Yo empecé a interesarme por la obra de las mujeres compositoras cuando era profesora en la New York University, con diecinueve años. Desde entonces una parte muy importante de mi trabajo ha estado centrada en este tema. El disco también tiene que ver con mi vida y con mi experiencia en Nueva York, en aquellos años, estudiando Relaciones Internacionales en Harvard y colaborando en las Naciones Unidas. La idea de la conexión entre diversas culturas, esa unión en la diversidad, es el hilo conductor que da forma al disco. El proyecto de la grabación se cristaliza no obstante durante el covid, cuando todos tuvimos un tiempo de reflexión y cuando pude poner en orden todas esas ideas y experiencias acumuladas durante varios años.
El título, Kaleidoscope, apunta precisamente a un concepto caleidoscópico que se plasma en varios sentidos, en una enorme diversidad de procedencias, estilos y generaciones entre las compositoras incluidas en el álbum.
Sí, la idea es reflejar la creación contemporánea actual en toda su expresión. Todas las compositoras que aparecen el disco están vivas a excepción de Claudia Montero, quien tristemente nos dejó hace poco tiempo. La principal nota característica de la creación contemporánea es sin duda el eclecticismo. Tenemos así figuras de una muy larga trayectoria, como es el caso de Julia Wolfe o Tania León, ganadora del Premio Pulitzer y reconocida con el Kennedy Honors, junto con figuras más jóvenes, tremendamente brillantes, como Caroline Show, doctora honoraria por Yale y con varios Grammy en su haber, o la más joven del disco, Carme Rodriguez, una compositora gallega con un talento excepcional. En suma se trata de un caleidoscopio cultural, geográfico y generacional.
¿A qué responde la elección del repertorio concreto que da forma al disco? Imagino que en más de un caso se trata de la primera vez que algunas de estas obras son llevadas al disco.
Sí, efectivamente en un buen número de las obras incluidas en el álbum se trata de su primer registro discográfico. La elección del repertorio ha perseguido precisamente ahondar en esa diversidad que antes le apuntaba. En el caso por ejemplo de Carme Rodríguez, conocía personalmente a la compositora, ella me escuchó tocar su obra en el Concurso María de Pablos en Segovia, y me propuso entonces componer una obra pensando en mi manera de tocar. Alalá das Paisaxes Verticais es así una obra que está dedicada a mí y esta ha sido la primera grabación en disco de la pieza.
En el caso de Julia Wolfe la conocí en la New York University, donde ella es profesora. En el caso de Tania León no la había conocido personalmente pero sí había participado en su festival, Composers Now, tocando una obra de Eduardo Soutullo. Tania León ha sido una figura central en el panorama de la creación contemporánea en Nueva York y siempre ha estado muy presente para mí. Finalmente la pude conocer recientemente, en el Premio Tomás Luis de Victoria en Madrid. A Claudia Montero sí que la conocía personalmente, lo mismo que Suad Bushnaq, con quien coincidí en una iniciativa relacionada con ONU.
Pero el álbum también incluye la obra de autoras que he descubierto precisamente en el proceso dar forma al disco, como es el que caso de la obra de Yoko Kanno, a quien llegué a través de una recomendación y quien ha resultado ser una gran institución en su país, como creadora de música anime y también en el jazz.
Durante el proceso de investigación que da forma al disco me hice con un repertorio amplísimo que hubiera dado para grabar otros veinte álbumes como Kaleidoscope. Lo complicado fue entonces escoger qué piezas entraban en el disco y cuáles no. Buscar esa coherencia dentro de la diversidad fue todo un reto. Desde el principio quise que el disco fuera una suerte de viaje geográfico pero también un recorrido natural por estilos muy distintos.
"LA MÚSICA PUEDE SER UNA HERRAMIENTA EDUCATIVA TREMENDAMENTE PODEROSA"
En la progresiva recuperación del patrimonio musical escrito por mujeres, que es una linea de trabajo que le ha acompañado desde el inicio de su actividad profesional, ¿en qué punto diría que estamos a estas alturas? ¿Cuánto camino hemos andado en comparación a hace veinte o treinta años y cuánto queda por hacer?
Bueno, sin duda se ha hecho mucho. Los avances creo que son más notorios en la música de cámara que en el ámbito sinfónico, pero sí que es verdad que progresivamente vemos más obra de mujeres compositoras programada con regularidad en nuestros auditorios. Y lo mismo sucede con las directoras de orquesta, si bien es un camino en el que es mucho más lo que queda por recorrer que lo recorrido hasta la fecha. Hay mucho trabajo por hacer en la recuperación histórica, hay figuras del pasado totalmente borradas, arrojadas al olvido. Y muchas de las que conocemos están al final asociadas a figuras masculinas, pienso en Clara Schumann o en Fanny Mendelssohn.
En el ámbito contemporáneo diría que el reto está precisamente en abrazar la diversidad, eso que he intentado señalar justamente con Kaleidoscope, la variedad de estilos y fuentes desde los que hay mujeres componiendo música hoy en día. Casi siempre tendemos sin embargo a visualizar a mujeres europeas y norteamericanas, cuando en realidad hay mucha más diversidad geográfica en la creación contemporánea, como intento mostrar en el disco con la obra de Nkeiru Okoye, con raíces nigerianas, la jordana Suad Bushnaq o la australiana Carolyn Morris.
Desde un punto de vista histórico hay figuras extraordinarias, muy valoradas en vida, y que hoy han caído en el olvido. Por ejemplo Mozart señalaba a Mariana Martínez como una de sus creadoras favoritas y sin embargo hoy su figura ha quedado muy olvidada. ¿Cómo podía verlo así un señor del siglo XVIII y en cambio nosotros no lo vemos así hoy en día? Es bastante sorprendente…
El disco entiendo que va ligado a una agenda de recitales para contribuir a la difusión creciente del patrimonio de estas creadoras.
Sí, eso es. Y esa está siendo quizá la parte más emocionante y gratificante de este proyecto. El disco está teniendo una excelente acogida en diferentes soportes y plataformas y es lo que permite darle un altavoz a nivel global. Pero por otro lado he podido ya tocar este programa del disco en varias salas, como Zaragoza, Bilbao o el Teatro Colón de Buenos Aires, el último sitio donde lo interpreté. Siempre es un reto presentar un recital con obra contemporánea, todavía más si se trata de autores, autoras en este caso, no siempre conocidas. Y lo gratificante, como le decía, es constatar el recibimiento y la acogida por parte del público. La respuesta en estos tres recitales que le comento fue entusiasta y emocionante. Los programadores de las grandes salas suelen tener mucho miedo a la música menos conocida y creo que no se dan cuenta de que el público a veces está esperando precisamente algo nuevo y distinto.
© Alfonso Novo
Esta reflexión es interesante porque sigue circulando un tópico en torno a la creación contemporánea, todavía más en el caso de mujeres compositoras, en el sentido de que hay programadores que apuesta por ello casi como para cubrir un cupo, como mucho por cumplir con un compromiso académico, y no porque crean verdaderamente en la valía e interés de estas creaciones.
Así es, en ocasiones este repertorio se programa de una manera muy artificial, en efecto como si se tratase de cubrir una cuota. Y esto es un grave error porque lo valioso es apostar por estas obras con sentido, escogiendo con cuidado qué obras y en qué contexto. Yo llevo mucho tiempo apostando por la obra de mujeres compositoras, prácticamente desde que empecé a tocar, si bien fue mucho después cuando descubrí a fondo todo ese universo creativo; y recuerdo enviar propuestas de programas para algunos recitales en los que me reclamaban que tocase Brahms o Beethoven. Y luego esos mismos programadores apostaban al poco tiempo por un ciclo de mujeres compositoras. Es todo muy chocante… Para mí es fundamental plantear todo esto desde el compromiso real y desde la investigación. Hay grandes referentes como Marisa Manchado que representan muy bien ese ideal de coherencia a la hora de apostar por este repertorio que comentamos. Los programadores tienen que trabajar seguramente todavía mucho para que tengamos la impresión general de que su apuesta por estas obras y estas autoras no es algo impostado sino algo real.
Su anterior disco estuvo dedicado a Pauline Viardot e imagino que estará ya ideando algún próximo proyecto en esta misma línea, después de Kaleidoscope.
Así es, mi anterior disco giró en torno a Pauline Viardot, un álbum en torno a sus canciones, realizado con la musicóloga Patricia Kleinman y con las voces de Anna Tonna y Corina Feldkamp. Yo estaría muy feliz de poderme plantear una segunda edición de Kaleidoscope y dar continuidad a esta linea de investigación; desde luego hay material par ello. Pero también me encanta la idea de profundizar en una figura en particular, como hicimos con Viardot. Yo he tenido el honor de hacer el estreno en tiempos modernos del Concierto en sol mayor para piano de Mariana Martínez y ella es una figura que me interesa mucho. Creo que como tantas de estas mujeres tuvo en su día una gran relevancia, en su doble faceta de autora e intérprete, y merece desde luego que rescatemos su legado. Igualmente la familia García me fascina, tanto Pauline Viardot como María Malibrán son dos figuras de relevancia histórica, realmente inagotables. Hace poco preparé un artículo para la Universidad de Harvard en torno al impacto de María Malibrán en el sector editorial de partituras en Estados Unidos, ya que fue la familia García la primera en llevar allí la ópera italiana.
"EN ESTE MOMENTO ESTOY MUY IMPLICADA CON EL CENTRO EUROPEO DE LA MÚSICA"
Más allá de su actividad como pianista y como concertista, desde sus inicios su trayectoria ha tenido la amplitud de mira y la versatilidad de ir mucho más allá, incluyendo su labor como conferenciante, investigadora, incluso como activista en algunos campos. ¿Hasta qué punto está cambiando la perspectiva sobre lo que significa ser un músico en el siglo XXI, más allá del hecho mismo de hacer música, por así decirlo?
Bueno, mi manera de entender mi trayectoria ha sido esa desde el principio pero también me parece muy lícito que haya colegas que entiendan que lo suyo es dedicarse por entero a tocar la integral de Brahms, por ejemplo. Si esa es su manera de contribuir y proponer un mensaje artístico, es igualmente válida. Yo hablo desde mi perspectiva y desde mi experiencia; mi manera de entender la labor del músico está muy condicionada por mi formación y por mi trayectoria, pudiendo interactuar de manera constante con gentes de muy diversas áreas.
Gracias a eso he podido apreciar el valor de la música más allá de su componente meramente estético, en un terreno social e incluso político. La música puede generar espacios de diálogo, puede concienciar y puede ser un elemento de innovación; la música puede ser una herramienta educativa tremendamente poderosa. Y teniendo esas variables en cuenta, desde luego creo que los artistas estamos en una posición privilegiada, por nuestra posibilidad de llegar a un público amplio, y creo que debemos usar esa posición para contribuir al avance social en la medida de lo posible.
En cualquier caso es muy difícil que la música tenga relevancia en nuestra sociedad si no sabemos precisamente comunicar bien su valor y su potencial. Y ahí es donde precisamente cobra sentido la interacción con otros ámbitos. En mi caso estoy indagando mucho sobre la relación entre la música y el entorno de las Relaciones Internacionales, por ejemplo, o la relación entre la música y el mundo jurídico, pensando en la necesidad de que los intérpretes cuenten con también con una buena formación en este sentido, de cara a ser menos vulnerables en el mundo laboral.
¿Algún proyecto a la vista que merezca la pena comentar, pensando en su agenda más inmediata?
En este momento estoy muy implicada con el Centro Europeo de la Música, iniciativa de Jorge Chaminé, con líneas de trabajo en torno a autores como Scarlatti o García. Más allá de eso, evidentemente, el disco Kaleidoscope es el centro de mi agenda en este momento. Mi intención es que este programa llegue, al menos, a los países de origen de las compositoras que forman parte del disco.
Hábleme algo más de este nuevo Centro Europeo de la Música. ¿Cuál es su origen y cuál es su actividad?
El Centro Europeo de la Música se crea en Francia en torno a villa Viardot y recoge el espíritu del ecosistema artístico de diálogo e interacción, entre distintos artistas europeos, que se dio en aquel momento. La idea del salón, al modo de las soireés que promovía Viardot, inspira un entorno de intercambio y creatividad. En el siglo XXI esto se plasma tejiendo una red de colaboraciones entre artistas de diversos países europeos y prestando atención a grandes ejes temáticos de actualidad. Por poner un ejemplo, hay un programa en torno a música y océanos para explorar la relación entre la música y el medio ambiente. La agenda del Centro incluye conciertos, conferencias, proyectos de investigación, etc.
© Alfonso Novo