Yunques y martillos
Madrid. Teatro Real. 15/02/2025. Manuel de Falla: La vida breve. Jesús Torres: Tejas verdes. Adriana González, Salud. Eduardo Aladrén, Paco. Ana Ibarra, La Abuela. Sara Jiménez, La Madre. Rubén Amoretti, El tío Salvador. Gerardo Bullón, Manuel. Alejandro del Cerro, Voz en la fragua. María Marín, Cantaora. Natalia Labourdette, Colorina, Ana Ibarra, Doctora. Alicia Amo, Delatora. María Miro, Hermana. Sandra Ferrández, Madre. Laura Vila, Enterradora. Orquesta y Coro del Teatro Real. Jordi Francés, director musical. Rafael R. Villalobos, director de escena.
‘Malhaya’ la suerte tan esquiva que ha tenido la ópera La Vida Breve en el Teatro Real a lo largo de la historia. Falla la compuso a raíz de ganar un concurso convocado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y el premio incluía el compromiso de estrenar la obra en un teatro español y, en principio, éste debía ser el Teatro Real. Sin embargo éste le dio la espalda, y el compositor tuvo que buscar suerte en Francia, donde consiguió estrenar la ópera en 1913 (en Niza), para al año siguiente hacerlo en París. La obra tuvo que esperar nada menos que hasta 1997 para poder ser vista en el Teatro Real, y, desde esa fecha, veintisiete años han tenido que pasar para que los programadores vuelvan a subirla a escena.
“Malhaya quien nace yunque en vez de nacer martillo”, dice la voz en la fragua en La Vida Breve, y ese parece ser el sino de nuestro ópera, aunque programas como el presente quieran cambiarlo, uniendo la de Falla, con el estreno mundial de Tejas Verdes de Jesús Torres, obra que, con un lenguaje musical difícil de clasificar, y de rica paleta tímbrica y armónica, busca abordar temas universales de represión y dolor, trascendiendo contextos históricos específicos, a través de un texto y libreto de Fermín Cabal basado en la dictadura chilena.
Rafael R. Villalobos hace con esta dupla su debut en la sala principal del Teatro Real, y el resultado no puede ser más alentador. El director ha establecido lazos entre las dos obras, uniendo hilos que les dan ligazón, con personajes y elementos que conectan y deambulan de una a otra ópera.
La artista Soledad Sevilla colabora con dos obras que están colocadas en sitios y momentos clave. Hay que destacar el ‘filtro’ que haceinsomnios, de la citada artista, al principio de las dos óperas, que en la obra de Falla tamiza maravillosamente el comienzo tan delicuescente de la obra, dandole un apropiadísimo perfume y aroma acorde con la música; y en la de Torres, creando un divagación temporal desde el comienzo -algo que va a ser uno de los sellos característicos de su ópera- y pintando un difuminado final. Villalobos sabe luego cambiar, dando color rojo con la obra Leche y sangre al más verista dúo de Salud y Paco en La Vida Breve; y ‘rasgando’ en un trasfondo de violencia la misma pieza de la artista Sevilla, en el estreno de Torres.
Hay que destacar que, en Falla, Villalobos subraya de forma muy marcada todo lo que subyace del abuso de poder y de clases como tuétano de la obra, logrando en este sentido escenas, no exentas de polémica, pero que a la postre crean un verdadero impacto. El director enfoca la obra con un concepto pre lorquiano, consiguiendo que la obra rezume un aire seco de tragedia, pero con instantes de una fuerza descomunal. En este sentido hay momentos verdaderamente deslumbrantes, gracias también a coreografías en general muy logradas.
La progresión en la obra de Falla se consigue narrar, aunque quizás sin conseguir enmendar al compositor en su abrupto final. Es solo un pequeño instante, porque la labor de Villalobos en toda La Vida Breve hace impulsar a la obra con una enorme fuerza, resolviendo además de forma muy inteligente enigmas y ‘huecos’ en el libreto, como lo que podría haber pasado con la madre de Salud. En la ópera de Torres, el resultado también es muy notable, pero el difícil libreto, y quizá la cierta redundancia de los elementos ya vistos, hace que el contraste se dé en menor manera. Muy eficaz la escenografía de Emanuele Sinisi, y acertadísimos el vestuario -del propio Villalobos- y la iluminación de Felipe Ramos.
Fantástica la Salud de la soprano Adriana González, sorprendiendo en un rol que, a priori, no parecía para ella. Con una emisión sanísima, límpida y llena de matizaciones, consiguió dar al personaje una pureza y fragilidad únicas. Sólida y eficaz La Abuela de Ana Ibarra, y robusto y cumplidor Eduardo Aladrén como Paco. Estupendo todo el resto del equipo vocal, con lujos como Gerardo Bullón como Manuel, Rubén Amoretti como el tío salvador, o Alejandro del Cerro como Voz en la fragua.
En Tejas Verdes se hizo notar Natalia Labourdette, pareciendo dominar de forma plena el difícil papel, y encontrando momentos de emotividad en la quebrada línea vocal escrita por Torres. Ana Ibarra volvió a mostrar su solvencia como La Doctora; y Alicia Amo su seguridad como Delatora. Sandra Ferrández como Madre, y Laura Vila como Enterradora, y María Miro como Hermana completaron de forma eficaz el femenino reparto.
Jordi Francés mostró muy buenas maneras, demostrando un acabado trabajo, y consiguiendo bellas atmósferas en Falla, y un notable arco dinámico en Torres. La Orquesta del Teatro Real sonó de forma limpia y ordenada, y el Coro cantó con empuje y personalidad, además de cumplir con nota sus numerosas coreografías.
Fotos: © Javier del Real