Cesidio Niño: "A veces no se programa lo que uno quiere, sino lo que uno puede"
Recién presentada la próxima temporada de ABAO, su director artístico Cesidio Niño conversa con Platea Magazine acerca de la situación actual de la institución y su futuro más inmediato.
¿Cuál es el estado de salud de ABAO a día de hoy?
A día de hoy acumulamos un déficit importante, en cuanto que ninguna institución nos lo cubre. Nos encargamos nosotros de cubrirlo, ya que por fortuna tenemos fondos propios para respaldarlo. ¿Hasta cuándo podemos “tapar” ese agujero? Hasta que nuestros fondos lo permitan, que no será mucho.
¿A cuánto asciende ese déficit?
Ronda los 350.000 euros.
¿Y a qué se debe? ¿Qué reflexión a hecho la institución al respecto?
La respuesta es clara: subvenciones.
¿Subvenciones o también problemas con el ingreso en taquilla?
Ambas cuestiones son importantes, por supuesto. Las subvenciones son el montante más relevante de nuestro presupuesto. El Gobierno Vasco ha reducido en 100.000 euros su aportación. Por fortuna no se han caído otros patrocinadores y colaboradores, pero algunos sí han mermado su contribución. El único que ha doblado su contribución es la Fundación BBVA, que nos ha salvado en cierta manera la temporada. El otro gran problema que tenemos es el propio Palacio Euskalduna. Recientemente he estado en Zurich, entrevistándome con Andreas Homoki, el intendente allí, para traer su producción de El holandés errante a Bilbao. Una magnífica producción, que es lo que ABAO aspira a poner en escena. Pero las condiciones de uso del Euskalduna nos dificulta mucho hacerlo viable. En convenio sólo tenemos tres días de exclusividad a la semana. Y en esas condiciones ni Andreas Homoki, ni Hugo de Ana, ni Bob Wilson… casi nadie, en resumen, va a querer venir a poner en escena aquí sus producciones. Por muchos días de antelación que nos de el Palacio Euskalduna para montar, una cosa es el montaje y otra muy distinta es el ensayo en escenario, in situ. No sirven salas anexas, por muy grandes que sean y bien dispuestas que estén. Lo mismo con los ensayos a la italiana, que hacemos en la sala de la Orquesta Sinfónica de Bilbao, a quien estamos muy agradecidos por ello. Pero una italiana tendría que hacerse en escenario y con la producción dispuesta, porque se miden ahí cosas muy importantes, como balances, equilibrios, etc. Muy pocas veces podemos hacer la italiana en el Euskalduna y, cuando tenemos ocasión, supone un sobrecoste, tenemos que pagar por ello.
¿Y la solución por dónde pasa?
Por la Diputación Foral de Vizcaya, responsable última del Palacio Euskalduna. E insisto: las instalaciones son magníficas, pero no es un teatro de ópera. Y tanto los espectadores como la crítica lo percibe así: acústica y visualmente es un espacio muy grande, con más de dos mil localidades. No es nada fácil trabajar aquí. Es un reto tremendo a todos los niveles.
Volviendo sobre las subvenciones, es recurrente la reclamación a Madrid, al Ministerio. ¿Hasta qué punto se percibe desde Bilbao un cierto agravio comparativo?
Es la reivindicación de siempre, sí. Pasa lo mismo con otros teatros, como el Palau de Les Arts en Valencia, etc. Lo que yo me pregunto en el fondo es hasta qué punto interesa la cultura a la política de nuestro país y hasta qué punto se hace política aprovechándose de la cultura. Bilbao es una ciudad pequeña, lo queramos o no, y hay muchos espectáculos. Al final estamos programando varios para un mismo público, y eso a nivel local es complicado de gestionar.
¿No se han planteado darle una vuelta a su colaboración con el Teatro Arriaga, que es propiamente sí un teatro y donde a lo mejor tendrían más sentido algunas de las representaciones de ABAO? Me consta que el trato entre ambas instituciones es cordial pero asumiendo muy claramente un cierto reparto de papeles.
El Teatro Arriaga es un magnífico teatro. Desde luego es un teatro de ópera propiamente dicho, aunque la caja sea quizá más pequeña. Allí desarrollamos de hecho nuestra programación de ópera infantil. El problema fundamental que tenemos desde ABAO es que dependemos del gran aforo que se puede acoger en el Euskalduna. A teatro lleno el ingreso es mucho más sustancioso que el que se puede obtener en el Arriaga, donde no caben desde luego dos mil personas. Habría que replantearse todo si trabajásemos allí. Para obtener allí el mismo ingreso que tenemos en el Euskalduna seguramente tendríamos que añadir dos, tres o incluso cuatro representaciones a cada título, con el sobrecoste tremendo de producción que eso tendría. De modo que el déficit saltaría por los aires.
Hablemos de la próxima temporada. Cinco títulos, todos italianos. Me imagino que en su caso verá el vaso medio lleno aunque hay también desde fuera quien lo vea medio vacío.
Bueno, yo creo que el balance es muy meritorio. La temporada en curso ha funcionado y está funcionando muy bien. Hicimos Don Carlo, Roberto Devereux, La Sonnambula, después Manon Lescaut y el Requiem. Las cosas han ido bien: los objetivos artísticos de la asociación se están cumpliendo. El de las producciones es un tema muy preocupante para nosotros: en el Euskalduna no cabe cualquier producción que nos planteemos traer. Aquí cabe todo, puedes meter una docena de trailers de escenografía si quieres. El problema no es que quepa, sino que tenemos que montar y desmontar todo lo que metamos en el escenario una y otra vez durante el tiempo de ensayo. Montamos y desmontamos a diario. Es mucho trabajo… Digo esto porque a veces no se programa lo que uno quiere, sino lo que uno puede.
La próxima temporada mantiene muchas grandes voces, como las de Gregory Kunde, Javier Camarena, Celso Albelo, Elena Mosuc, María Bayo, Davinia Rodríguez, Anna Pirozzi, Ambrosio Maestri, Angela Meade… Tenemos batutas muy solventes, especialistas en cada repertorio. Creo que cada uno de los títulos de la temporada se puede defender sin ningún problema. Otra cosa será que haya quien eche de menos otros repertorios, y lo puedo entender, pero los títulos que presentamos creo que es difícil presentarlos con mayor solvencia.
A estas alturas, ¿qué balance hacen del empeño que ha supuesto el Tutto Verdi?
Bueno, creo que ha sido positivo para nosotros. Nos ha obligado a un compromiso, nos ha dado visibilidad. Ahora viene Stiffelio y ya nos quedan pocos títulos por hacer: I masnadieri, I Lombradi, Jerusalem y Alzira. Los haremos poco a poco, no hay prisa.
Y a nivel de repertorio, ¿van a salir del monocolor italiano más pronto que tarde? ¿Se la ha perdido ya el miedo a Wagner?
Sí, a nivel de programación tenemos ya cerrado todo hasta mayo de 2019, si las cosas va bien. Y estamos trabajando para la temporada 2020/2021, con ciertos títulos esbozados y cantantes tanteados y comprometidos ya. Hablamos de cantantes importantes, producciones relevantes y títulos que van a ir mucho más allá de repertorio italiano. De hecho el año que viene volvemos a Mozart desde la última vez en 2010. Wagner está ya establecido en la temporada 2017/2018, en la que también habrá repertorio francés y a lo mejor algo de repertorio inglés. Abrir el repertorio no es fácil. Hemos hecho Susannah, Billy Budd, Rusalka, Jenufa, Die Tote Stadt, Ariadne auf Naxos… y en esas ocasiones nos hemos quedado con la taquilla a un 48%. Y ABAO ahora mismo no se puede permitir perder dinero por venta de entradas. Tengo muy claro que los repertorios tienen que convivir, pero hay que encontrar un equilibrio que lo haga rentable. En los próximos años puedo avanzar que habrá Wagner, Strauss, Bizet (y no será Carmen…), Mozart (títulos no vistos en ABAO…), etc.